- Es algo que pocos entenderían de seguro- afirmó.
Aquel era un día tranquilo, la arenilla ya habia hecho de los suyo entre sus cosas, (especialmente en su bolso, el cual, ya poseia una playa interior propia), pero, poco le importaba, habia llegado el momento de relajarse.
- nada ni nad... - prefirió ahorrarse su discurso interior, ese era el objetivo de su paseo.
En ese momento fue interrumpido por un pequeño que jugaba aledaño a él, no divisó su rostro, más, le escucho decir:
- Tranquilo... no lo tocaría.
Sin pensarlo dos veces, lo observo y le dijo:
- ¿Tranquilo de qué? y ¿ Qué cosa no tocarías?
A lo que el niño le responde:
- A usted, he intentado que el balón no le le toque.
Ante lo cual, con una sonrisa de simatía le dice:
- Es muy conciderado de tu parte aquello, gracias.
El niño con una sonrisa le observa y le menciona:
- Sin embargo... no puedo asegurarle que nadie lo hará... es mejor que sea precabido, no sólo yo estoy jugando por aqui cerca
Y, sin más se fue...