El sol posaba sobre las rocas mientras yacía entre los límites de la calle y la arena. Caminaba sin intención alguna de pensar, a paso firme y constante, con una trayectoria indefinida y un propósito sin base alguna, simplemente deseaba caminar.
Es verdad, cada paso por ese lugar resultaba ser un recuerdo, nunca había pensado en el por qué, suponía que no tendría trascendencia saber aquello en ese instante, más que mal en eso consistía el juego.
El mar, parecía no parar de agitarse y las rocas no ayudaban a su silencio. Aquella tarde lo había acompañado una amiga, a quien por alguna razón la había invitado a su paseo, eran amigos desde hace no mucho tiempo, pero algo en ellos había hecho que dicha amistad fuera especial, el motivo no resultaba ser algo de lo cual tenia intenciones de recapacitar, más que mal, en eso consistía el juego. Tras un largo recorrido por el lugar y sin previo aviso ella dijo:
- ¿Cómo sería si el mar no hiciera tanto ruido? ¿No te gustaría que en ocasiones callara?
Eran unas preguntas extrañas < ¿Por qué razón debería preguntarse ello?> pensó, era algo estupido y fuera de lugar. Con una sonrisa irónica mezclada con una mirada de extrañeza replicó:
- ¿La verdad? no, en realidad no me importa, el mar siempre debe ser así, "es lo que le corresponde por ser tal"
Sin más ella lo miró y, con una sonrisa sin ánimos de seguir debatiendo continuó su travesía saltando entre piedra y piedra por la costanera. Más en él la pregunta no quedó, ahí... < ¿Por qué silenciarías el mar?> recapacitó, < No necesito que este en silencio, el ruido permite que esto continúe > agregó.
Cuando era hora de marcharse, mirando una ultima vez al mar y sin percatarse de que ella lo escuchaba mencionó:
- Si el mar callara... tendríamos mucho más en que pensar...