Corpus et animus

Felipe


Creo que jamás he necesitado escribirte una carta, sin embargo, siempre he requerido saber de ti, no recuerdo qué día era cuando llegaste a este mundo, pero recuerdo que había un gran sol esa mañana en que concurrí con el papi a conocerte, no olvido aquel momento en que ingresé a la clínica y te hallabas durmiendo junto a la mamá, eras una cosa demasiado pequeña aun para considerarte mi hermano… pero supongo que dentro de mis extraños pensamientos de niño, algo podía comprender, ese día, lograste tu primer objetivo… luego de entrar a verte, el papi me pidió que fuera al furgón a buscar unas cosas que había traído, a mi regreso, mi sorpresa es que no recordaba la habitación en la que se encontraban… era un largo pasillo, por lo que comencé a abrir puerta por puerta hasta el final… sin embargo, tuve la idea de saltarme una, supongo que para hacerlo más rápido… pero al llegar al final, no les vi… claro, la habitación donde estaban era la única que me salté… ya lo habías logrado.
                No tengo muchos recuerdos de cuando aun no nacías, pero tengo claras fotografías en mi cabeza de las noches en que me acostaba junto a la mamá a ver televisión y pensábamos en qué nombre te colocarían… recuerdo estar recostado con la cabeza en la guata de ella  escuchando y sintiendo moverte… eras bastante inquieto… y bueno como sabrás… cierto día luego de pensarlo mucho y producto de que Felipe Camiroaga animaba el matinal, propuse tu nombre…  y como ves, a todos les pareció adecuado ello.

No suelo decirte cosas, ni expresar menos… pero supongo que por ciertos  actos que hago a veces lo logras entender, soy una persona bastante reservada, no porque me guste, supongo que fue por la forma en que crecimos… yo era tu hermano mayor y debía cuidar de ti, era el hombre de la casa y, eso he hecho… me he equivocado, y me he sobrepasado muchas veces en nuestras discusiones, aun cuando pueda que no tuviere la razón… pero siempre creo, luego de cualquier problema me acercaba a decirte que lo sentía… espero algún día logres entender, pues, de la misma forma en que nuestros padres dicen que “nadie les enseñó a ser tales”, a mi nadie me explicó lo que sería ser el hermano mayor, pero realmente es un orgullo serlo, gracias por todo… gracias por llegar a este mundo y traer esa broma descarada que a veces necesitamos a diario y por pensar que a veces las risas son mejores que una palabra pequeña de aliento.
Siempre he intentado que tus días de niñez o de adultez sean felices, aunque quizás no lo recuerdes… siempre te he protegido y seguiré haciéndolo, porque ese soy yo…

Tu hermano mayor que te ama.