
Escuchando el tic del reloj con basto control del tiempo, es que nos percatamos que cada segundo parece no volar tan rápido. Hemos vuelto a viajar hacia el mismo lugar y, sin desearlo nos hayamos hablando por los viejos tiempos.
La magia de un tic-tac es eso y nada más, es eso y nada más...
Nos Hemos visto en el avanzar, sin embargo, creo que sólo hemos quedado en la misma vereda. Es tiempo de que lo hagamos funcionar una vez más, es minuto de hacer lo que con tanto esmero nos recuerda, es el segundo de entender, de ser tiempo y de darle quizás nuevamente al reloj algo de nuestra música.
Hey Tú...¿Seamos música?